El Lusitania, junto con su gemelo el Mauretania, no sólo destacaron por su velocidad, sino por las comodidades a bordo, llegando a ser sus salones interiores tan lujosos como cualquier instalación de renombre en tierra. Pertenecientes a la naviera Cunard, bien podría decirse que iniciaron la edad de oro de los grandes transatlánticos, al incitar a las demás empresas navieras a la competencia por lograr la supremacía en cuanto a lujo, tamaño y velocidad de sus respectivos barcos.
La empresa de la competencia, la White Star Line, decidió hacer frente a la fama de estos dos buques costruyendo tres grandes barcos de pasajeros que superarían a los de la Cunard: el Olympic, el Titanic y el Britannic. El siniestro del Titanic, ocurrido en su viaje inaugural y en el cual se perdieron tanto la nave como muchos de sus pasajeros y tripulantes, supuso una serie de cambios radicales en materia de seguridad, diseño y construcción naval que han perdurado hasta nuestros días.
Lusitania parte 1
Lusitania parte 2
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